Javier Hermoso de Mendoza
Javier Hermoso de Mendoza
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Nota: colaboración publicada en la edición regional del Diario de Noticias de Navarra el 27 de diciembre de 2003.

SUMANDO ENERGÍAS

El consejero de Medio Ambiente presentó el pasado día 26 el "Foro Sumando Energías". Bien está que se pida la colaboración de la gente para crear conciencia del problema, pero este Foro, como tantos otros, puede quedar en agua de borrajas o, más bien, en un intento de salvar la imagen del Gobierno. Si éste preguntara a los ciudadanos de a pie sobre lo que habría que hacer para que nuestra comunidad se aproximara a los objetivos que se plantean en el Foro, muchos responderíamos de una manera sencilla y directa: habría que hacer lo contrario de muchas de las cosas que el departamento de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Vivienda ha venido haciendo durante los últimos años, y, especialmente, durante la pasada legislatura.

Cuando observo algunas actividades que desarrolla nuestro Gobierno, llego a la conclusión de que nos encontramos ante una Administración esquizofrénica en la que una consejería no sabe lo que hace la otra, y dentro de las consejerías, los departamentos no se coordinan y desarrollan programas y actividades contradictorias y opuestas. En la consejería citada, el problema es grave ya que una misma cabeza controla actividades por naturaleza enfrentadas, como son el Medio Ambiente y la Ordenación del Territorio, entendida ésta como la ordenadora de la actividad constructora. Y ya se sabe que ante un ladrillo, y los ingentes beneficios que el humilde paralelepípedo representa, el pajarillo, el árbol, la capa de ozono o la huella ecológica son peccata minuta, independientemente de la capacidad y la buena voluntad del Consejero, de las cuales no dudo en absoluto. Por eso, estas palabras, y las que puedan seguir, no van dirigidas a cuestionar su política -considero que aún es pronto-, sino la de la Consejería.

Decía recientemente el profesor García Alonso, en el V Congreso de Economía y Desarrollo celebrado en el Baluarte, que las viviendas y el transporte son los responsables de que en Navarra se haya disparado el consumo de energía, lo cual no es ajeno -digo yo- a la actividad del Gobierno.

El consumo de energía en Navarra está creciendo a mayor velocidad que el PIB, habiéndose duplicado durante los últimos 20 años. Entre 1995 y 2000 el consumo ha crecido a una tasa anual del 6%, superior a la española (4%) y muy por encima de la europea (2%), destacando especialmente el crecimiento del consumo en el transporte, con una tasa anual de incremento que supera el 9%. Durante el periodo 1990-2000 las emisiones de CO2 se incrementaron en Navarra en un 42%, rebasando ampliamente el 15% al que se comprometió el Gobierno español en el Protocolo de Kyoto para el periodo 1990-2010. Señalaba este periódico en septiembre.

Según Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, para eliminar el dióxido de carbono que produce anualmente el tráfico navarro harían falta 150.567 ha. de bosque. O sea, 18,4 veces el bosque del Irati.

Periódicamente, y en base a datos que proceden de organismos oficiales, la prensa nos alerta sobre el incremento de la contaminación y sus consecuencias sobre el cambio climático. ¿Para qué necesita acudir el Gobierno a la opinión de los ciudadanos cuando él dispone de la información necesaria y de los instrumentos adecuados para invertir la tendencia? Si es para crear conciencia, de poco sirve si el Gobierno continua favoreciendo la construcción de unifamiliares o adosados y la creación de grandes centros comerciales periféricos y/o alejados de la potencial demanda, los cuales son los principales causantes del incremento de la energía consumida, de la contaminación, y de la abusiva utilización de recursos naturales escasos. Por citar algunos de sus efectos negativos.

Ante esta situación, avanzamos muy poco si, como Penélope, desandamos por la noche lo que andamos durante el día. Globalmente, sirve de poco este avanzar en la producción de las energías limpias si, a la vez, la mala gestión que se hace del territorio permite que siga creciendo el déficit energético y aumente la contaminación. Al final, desnudando estas políticas, se llega a la conclusión de que lo único que importa es el beneficio: beneficio en la construcción, beneficio en la especulación, y beneficio en el desarrollo de las energías alternativas. Lo demás es un hábil recurso propagandístico.

ARRIBA © 2003-2005 Javier Hermoso de Mendoza